Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…. Un título así le costó a Calvo Serer el cierre y posterior voladura del diario Madrid, dirigido entonces por Antonio Fontán. Las barbas a que se refería el artículo eran las de De Gaulle, recién caído tras el Mayo, y la advertencia iba al dictador, que había tenido un añito complicado, de movilizaciones, huelgas y cosas. Así que a lo mejor la frasecita tiene gafe, y la hacemos! ¡Me cierran el blog, que las carga el diablo!
Yo la he pensado cuando he leído el artículo que publicaba Barbara Probst Solomon en El País, sobre Obama y la oleada de desilusión que recorre los USA. Que, como toda desilusión verdadera, se da entre los que alguna vez estuvieron ilusionados. Es decir, los entusiastas, los votantes, a los que Barak Obama llenó de esperanza. Con esa lucidez a la que nos tiene acostumbrados, Barbara analiza las consecuencias demoledoras de su cortejar a los republicanos, caso por caso, y las analiza magistralmente como errores políticos, en el sentido de que han sido pasos que han dificultado y pueden imposibilitar las mejores bazas de su candidatura, la salida de la crisis a un sistema nuevo y más justo, por un lado, y los temas sociales, como la reforma de la sanidad, por otro. O por el mismo. La elección de las personas a las que apoyar y a las que nombrar, son las cabecitas de un iceberg que hace derivar la propia política… Barbara pide a Obama, al que apoyó desde un principio, que piense en los suyos y que actúe con firmeza.
La lección que Obama debió aprender de los Kennedy, dice, es saber cómo y cuando, y con quién, hay que ser duro. Vamos, digo yo, que al enemigo, ni agua. O bueno, sólo un poquito de agua. Lo justo para que subsistan… débiles y con su debilidad a tu favor, y viva Maquiavelo.
Y a mí estas barbas me parece que deberían ser leídas en Moncloa. No estamos en USA, y cualquier semejanza entre personas y empresas mencionadas es pura coincidencia, pero en la calle española se siente una parecida desilusión. La manera en que la derecha consigue desviar las responsabilidades de la crisis hacia el gobierno, no debería ser asumida por el gobierno, porque no es suya. De hecho, está más cerca de serlo de la derecha, porque, que yo sepa, estamos en un sistema capitalista, de propiedad privada, y de gestión según sus intereses, que es el que ha hecho crisis. Y la derecha es lo que defiende.
Yo creo que el Gobierno todavía está a tiempo de contar lo que hay y cómo sale a saludarlo. Que ha salido, y se sabe: a mucha gente le han quitado la pesadilla de la hipoteca los fondos estatales, sin demasiada merma de su propiedad (compartida con el banco) o exigiendo un cambio de mentalidad. Que se ha dado. Y deberían haber frenado la pérdida de empleos, muchas veces “innecesaria” por decirlo así: estas autocrisis que han enmascarado nuevas políticas empresariales, despidiendo y externalizando servicios, por ejemplo…. Dios. Esas medidas del Gobierno que la derecha niega, al tiempo que el gobierno pide diálogo y pactos. No creo que este sea el momento de los pactos, aunque lo diga Duran Lleida.
El gobierno hace cosas y las hace bien, lo de las pensiones y jubilaciones aparte, que ya veremos dónde y cuándo desemboca, y quede claro que a mí me daría un respiro lo de la jubilación a los 67. Pero cuenta mal lo que hace. O lo cuenta al enemigo, que son casi todos los media, alineados con la derecha. Y bien alineados, públicos o privados: véase telemadrid, y el resto de los grupos mediáticos, salvo 4 y 6…. hasta el momento, que ya veremos! No se salva ni la directamente gestionada por lo público, me refiero a TVE.
Por poner un ejemplo: yo sólo veo la tele por la noche. Quiere decir que hay demasiadas veces que sólo veo el informativo “La noche en 24 horas” de la cadena pública TVE1. Y cada vez más, verlo se está convirtiendo en un ejercicio patético, de masoquismo. Y de indignación.
La indignación es, sobre todo, por el tono. Un tonillo supuestamente irónico para hablar del gobierno y muy particularmente del Presidente Zapatero. Una satisfacción inocultable cuando cuentan las “malas noticias”, por ejemplo, las críticas a la economía española de cierto periódico inglés, sin decir de quiénes es; Y mala información, escasa y de recuelo, y participación de “contertulios” escoradísima, y en fin, que Rajoy cierra todas todas todas las noticias en las que interviene. Y los invitados, todos del PP, y a ser posible, del opus. Y….
“Nunca ha sido tan plural la TVE”. No, lo fastidiado es que nunca ha dejado de ser de derechas, después de la razzia memorable de Aznar, hace ya demasiados años, cuando se encontró los mejores informativos del mundo –nada complacientes con Felipe González, por cierto. Pero la “limpió” sin contemplaciones. Y ahí sigue. Tal cual. Colgada de la ilusión del pluralismo y la imparcialidad, que no existe. Porque no hay información inocente, no existe la imparcialidad del relato periodístico, todos lo hacemos desde un lugar ideológico. Y ese lugar, con toda honestidad, cambia lo relatado, se fija en otras cosas, valora de otra manera. Y nos hace falta ese otro.
Que se contrasten con justicia las noticias, que se valoren en función de su interés público, que se deje de depender absolutamente de las agencias emisoras. Eso, de verdad, necesita cambios. Y se tienen que hacer desde arriba. Forma parte del contrato!
50 PRIMAVERAS
Hace 8 años