jueves, 14 de enero de 2010

Los obispos y el FB

En estos días llegarán a 25.000, que se dice pronto, las personas que piden, desde Facebook, que la justicia intervenga ante la homilía del arzobispo de Granada, durante la cual, simplificando mucho, comparó el aborto con el holocausto –lo que ya es un lugar común en la propaganda católica y en el PP- y dijo que, si la mujer aborta, el varón puede abusar sin límite de su cuerpo. Entre otras lindezas.

El argumentario –aborto-asesinato-nazismo- no es para nada nuevo, y se está repitiendo en algunas diócesis más. De hecho, es la posición del Vaticano, y no hay que olvidar que su trayectoria en este papado es francamente reaccionaria. Valga como ejemplo la vuelta al redil de la secta de Lefevbre, el levantamiento de la excomunión a sus obispos cismáticos, y la concesión a ellos de una “prelatura” similar a la que tiene el Opus Dei. Lo que ha revuelto a la gente de la red social, no es la posición ni el argumento: es la retórica, ese “toque personal” del de Granada, que le ha llevado a traspasar límites difíciles de tolerar. Desde 2007, tiene en contra a buena parte del clero granadino, lo que no parece conmover ni al Vaticano ni a la nunciatura. Como tampoco les conmueve, aunque las razones sean otras, la contestación del nombramiento del de San Sebastián. Y así.

Yo diría que dentro de la iglesia católica está sucediendo lo que en otras creencias organizadas, que las corrientes más reaccionarias, los grupos integristas, por usar la nomenclatura del XIX, están tomando el poder político, y afirmándose como la única manera de ser… lo que sean. Y no sólo en cuanto a las prácticas religiosas o en cuanto a la política del Vaticano como estado, sino en los gobiernos de los estados en los que tienen raigambre y poder, gracias a su intercomunicación con los partidos de derechas. Pero el crecimiento vertiginoso de las adhesiones al grupo de Facebook “Que la justicia actúe contra el Arzobispo de Granada”, es un síntoma de que la sociedad civil no está muy por la labor, al menos no en cuanto a la opinión.

La gran contradicción de FB es, precisamente, su carácter virtual. Y en este sentido tiene algo de frustrante, o mucho. A los efectos de la acción, lo que pasa en facebook, pasa en una segunda vida, que no es la vida real. No es propiamente la acción política, no es propiamente la acción. Quiero decir: 25.000 firmas virtuales, por indignadas, crispadas e insultantes que sean –eso es lo más terrible: cómo civilizar la red- no van a suponer la intervención de la Fiscalía, ni de los organismos de la Iglesia. No llegan a un juzgado, ni a la Dirección General de Asuntos Religiosos….

Pero sí suponen un formidable poder. El que aprieta el botón de la adhesión es una persona real. Que luego vota.

Quizá por eso el de Granada se ha visto obligado a explicar que donde decía digo, quiso decir Diego…Y hasta ahí hemos llegado. De momento.

2 comentarios:

  1. Y el obispo Munilla diciendo que hay cosas peores que lo que ha pasado en Haití, como por ejemplo, la " pobreza espiritual". Qué barbaridad.

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  2. Tengo entendido que la religión católica respeta el libre albedrío. Por lo tanto si un católico elige condenarse, lo hace a sabiendas. A lo sumo, sólo se puede pedir que a la mujer que decide abortar un sacerdote le anuncie el precio de su acto. Y si no le importa, que él se retire. El aborto es cosa de mujeres y sólo ellas deben decidir y legislar al respecto. Ningún hombre debería intervenir.

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